La hora del turismo interno

Por un lado dinamiza la economía de muchas ciudades y lugares de nuestra geografía, “dispersando” recursos en el seno de nuestra propia sociedad. Por otra parte, permite a miles de personas conocer más profundamente y mejor el Paraguay y su belleza. Nadie ama lo que no conoce, de manera que el turismo interno tiene esta ventaja adicional.

Apenas concluyen las celebraciones del nuevo año, se desata en el país un importante movimiento turístico, una gran parte del cual, por fortuna, se vuelca a sitios atractivos de nuestro propio territorio. Este fenómeno tiene dos efectos positivos. Por un lado dinamiza la economía de muchas ciudades y lugares de nuestra geografía, “dispersando” recursos en el seno de nuestra propia sociedad. Por otra parte, permite a miles de personas conocer más profundamente y mejor el Paraguay y su belleza. Nadie ama lo que no conoce, de manera que el turismo interno tiene esta ventaja adicional.

A la par que se vigorizan estos sectores de la economía, se produce un saludable reconocimiento de los tesoros que guarda nuestra naturaleza y nuestra historia. Es evidente que esta costumbre irá arraigándose cada vez más, aumentando en esa misma proporción su importancia para el crecimiento de las distintas comunidades y regiones.

Afortunadamente, ya no se dejan pasar las oportunidades de promoción turística. Con buen criterio, se organizan paquetes y circuitos, que amplían las ofertas y facilitan la elección. Los servicios destinados a la atención de los turistas y a brindar la mayor comodidad mejoraron notoriamente en los últimos tiempos. Para que el éxito sea completo este buen trabajo de promoción de los atractivos turísticos debe estar complementado con un elemento fundamental: la seguridad.

El Estado debe disponer de todas las medidas necesarias para que esta circulación masiva de personas en todo el país se registre con tranquilidad y sin contratiempos. Los municipios, gobernaciones y el Gobierno Central deben trabajar coordinadamente para difundir los nuevos atractivos y para garantizar que prosperen con seguridad y sin afectar el medio ambiente. La aplicación de estrategias inteligentes para beneficio del país –la industria turística ocupa no menos de 20.000 personas en forma directa en la actualidad– merece el respaldo de todos los sectores.

Encarnación es un buen ejemplo de los beneficios que reporta una explotación inteligente de sus atractivos. Las playas de la costanera muestran siempre un aspecto limpio y cuidado y la sensación que tienen los veraneantes es que existe una genuina preocupación de las autoridades de esa ciudad y de sus pobladores de ofrecer lo mejor a los visitantes. En el otro extremo habrá que mencionar lamentablemente a San Bernardino, la hermosa villa veraniega que vive unos años difíciles debido a la contaminación del lago Ypacaraí.

El buen momento que vive el sector turismo en Paraguay debe convertirse en el crecimiento consolidado de una actividad económica no contaminante y que genera una considerable cantidad de puestos de trabajo.

LN